Hiding place

Hiding place
Hide me from any, sorry! everyone

domingo, 21 de octubre de 2018

LL

Amor de mi vida
me llamas con llamas, 
en llamas, me llamas y una sola llama soy con vos
aunque sea agua.

lunes, 8 de octubre de 2018

N O V A

4 de enero de 2018
La muerte siempre es una cosa brava. Es demasiado definitiva para nosotros, que siempre queremos segundas, terceras, cuartas oportunidades, nosotros que no sabemos sino equivocarnos, una y otra vez… Entonces la muerte de alguien cercano se lleva a la persona (física) y de paso tiñe de dolor a todos quienes la quisimos y nos quedamos sin ella. Cuando eso pasa los recuerdos felices quedan como en un limbo, son felices, sí, pero en ese momento esa felicidad te recuerda sobre todo que ya no hay posibilidad de que se dé en un futuro, no, nunca. No porque alguna de las dos personas no quiera, Nova amaba jugar y salir a correr por su juguete y lamernos y habría salido corriendo y hubiera dado dos vueltas y saltado encima de nosotros solo con ver su correa, su juguete o una galleta; no por eso, no porque no quisiera, sino porque ya no está.
Sí, estas palabras son sobre y para Nova, la perrita de nuestra casa, de nuestra familia, la primera perrita de nuestra vida. 
[Esto es, como siempre que escribo algo, parte de una terapia para tratar de ponerle orden a las cosas, para tratar de entender. Y lo postergo y al final me doy cuenta que no puedo escribir nada más sino escribo esto primero.]
Nova fue la primera perrita que hizo parte de nuestra familia, la primera perrita que cuidé, llené de picos y mimé todos los días estando en Manizales. A la que también regañé, le enseñé a acostarse y a volver cuando la llamaba. La primera con la que sentí todos los días que nos comunicábamos, que me hablaba con su cola, con sus ojos, con sus orejas, con todo lo que hacía. La primera perrita que me mordió mientras jugábamos para inmediatamente parar, sentarse y darme su juguete, cosa que en otra situación nunca habría hecho, como diciendo: “me pasé, yo sé, perdón”; la que por eso me dejó morados en el labio, las manos, los brazos y las piernas. La que jugaba con su correa mientras salíamos a pasear, la que buscaba y le pedía a Checho que levantara las cobijas cuando ya se iba a dormir, la que vivía llena de energía, la que se sabía quitar el bozal y mordía cualquier cosa que se le atravesara. La que empezaba a ladrar si Checho se demoraba mucho en las noches y enloquecía de emoción cuando oía su moto. La que se acomodaba en la mitad de la noche para ponerte su cabeza en las piernas y hacerte cosquillas con sus bigotes. La que se estiraba y te ponía sus enormes patas y uñas en la cara (sí, era un despertar algo doloroso). La que se dejaba cargar, abrazar, sacar medias de la garganta, llenar de picos y bañar sin problema. La que salía a despedirse y no se devolvía hasta que dejara de verte, a la que le encantaba comer boñiga de caballo y entonces tocaba vigilar cada que salíamos. La que cuando se sentaba quedaba “rodillijuntapatiapartada” mientras se iba resbalando sobre el piso. La que cogía la toalla naranja del baño y la llevaba al cuarto, orgullosa, para empezar a morderla. La que empezaba a gruñir cuando no podía quitarte su juguete y se dejaba igual llenar de picos. La de la crestica en el cuello. La que organizaba la cobija en el patio para hacerse en el sol. La que sabía que no podía entrar al cuarto de mis papás. La que iba mojando todo por ahí mientras olfateaba con su nariz. La que hacía un esfuerzo increíble por no morder la media que le ponía enfrente cuando tenía una galleta en la otra mano; tan grande el esfuerzo que incluso si ella miraba hacia otro lado, su hocico, sus labios intentaban abrirse al estar cerca de la media maloliente que me había acabado de quitar. La que hacía temblar a más de uno antes de entrar a la casa por su presencia. La que nos saludaba a cada uno cuando llegábamos a la casa, a todos, sin importar si la consentíamos mucho o no. Como si en el fondo supiera que todos la queríamos aunque le demostráramos cariño de maneras distintas. La perrita que nos enseñó, sin querer, de fortalezas, responsabilidades (enormes), paciencia, angustias, alegrías y amor permanente y despreocuado... 
Nova GM, te vamos a extrañar y a querer mucho más tiempo del que alcanzaste a estar con nosotros. La frustración y la tristeza por no poder evitar lo que pasó solo se atenúa un poco con el hecho de saber, con seguridad, que te quisimos con todo, que lo hicimos todo, que vimos todos los videos que pudimos y molestamos a todos los amigos que teníamos haciendo preguntas para asegurarnos de que estuvieras bien, para asegurarnos de entenderte, de darte lo que necesitabas. Esperamos que estés en el paraíso de las medias, mordiendo y comiendo todas las que puedas sin que una sola te dañe por dentro.
… 
Y no, no la humanizamos por sentir dolor, por quererla, por llorarla, por extrañarla de la manera en la que lo hago, en la que todos en mi casa lo hacemos. La quisimos y aún lo hacemos. Reconocer su animalidad, la de Nova, y la nuestra por ahí derecho, no es humanizarla. En cambio lo que sí nos deja todo esto, haberla hecho parte de nuestra familia y después perderla, es sentirnos más humanos o más animales (como para ir quitándole la acepción negativa que tiene la palabra), más cerca de ella y del resto de seres sintientes que habitan este mundo.

2 de octubre 2018

domingo, 6 de septiembre de 2015

Me gusta hacerme bajo el sol para que me caliente. Me gustan los abrazos sinceros, mejor si puedo esconder la cabeza. Me gusta reírme hasta quedarme sin aire. Me gusta bailar, me encanta, con los ojos cerrados. Me gusta, después de no hablar con un(a) amigo(a), sentir que no ha pasado tanto tiempo para que las cosas cambien, sentir en ese momento que el tiempo nunca será suficiente para que cambien las cosas que importan. Me gustan los labios suaves, tipo nube. Me gusta que me dé el aire en la cara. Me gustas, Mango. Me gusta aprender por fuera de una clase magistral. Me gusta sorprenderme. Me gusta cuando soy capaz de reconocerme como soy, sin peros, sin más. Me gustan las palabras que se dicen con esfuerzo, y que por eso mismo rebasan de sentido; aunque también me gustan las que se escupen así, sin más. Me gustan las respuestas de los niños, que no están sujetas a presiones para mantener ciertas maneras. Me gusta creer que las cosas pueden cambiar a pesar de la fuerza que la imprime la tradición que crece con cada momento. Me gustan los libros de miedo, no las películas. Me gustó mucho haber llorado en un concierto. Me gusta, aunque a veces me abrume, sentirme llena de emociones que solo encuentran salida a través de los lagrimales. Me gusta llorar sobre todo cuando termino riendo. Me gusta que eso logres. Me gusta reírme por nada y por todo. Me gusta no sentirme atada a las opiniones de los demás. Me gusta acostarme sobre el pasto y mirar las nubes y las estrellas entre las ramas de un árbol. Me gusta ver imágenes y pensarlas como posibles fotos que nunca podré revelar. Me gusta la luna llena porque parece un hoyo de luz entre todo esto. Me gusta sentir mi rodilla en mi nariz y tus manos en mis piernas. Me gustan las contradicciones de la gente (“uno también es la gente”). Me gusta ver a través de tus pestañas. Me gusta el sonido del agua, cuando nado, ¡ay!, pero es que me encanta nadar, me encanta cansarme y estar fresca al mismo tiempo, ver debajo del agua, retener el aire para soltarlo después de a poco, sentir los músculos, flotar y oír el agua, cómo entra y sale de mis oídos. J'aime bien les oreilles des animaux, peludas y suaves. Me gusta escribir y sentir que algo resbala de mis dedos cuando lo hago. Me gustan los amaneceres y los atardeceres. Me gusta pintar, poner colores en un papel, jugar con eso...

(Me, me, me voy a publicar esto hoy, así como si nada. Perdone Usted)

lunes, 1 de julio de 2013

F(r)ight

Lo realmente meritorio no es no tener miedo, sino poder actuar a pesar de sentirlo. El valiente es ese que se arriesga, el que es capaz de dar el paso a pesar de que le tiemblen las piernas; no el que no sienta que se desgarra por dentro, porque ves, el miedo además de eso, de la sensación, es conciencia de que pocas cosas, si no es ninguna, se pueden controlar completamente, pocas cosas pueden seguir piadosamente (s)tus expectativas. 

lunes, 17 de junio de 2013

"Hasta acá"

A ver, los límites, los límites… He estado pensando que los límites se muestran siempre muy rígidos, ¡aquí!, ni más allá ni más acá, ahí, ¡aquí!, y de pronto por eso mismo caprichosos, porque así como fue ¡ahí! que se estableció la diferenciación, podría ser un poco más allá o acá, podría incluir esta característica, este pedacito, esta situación, esta cuadra que está justo al lado, ¿qué es una calle, una palabra, una situación más!. Siempre existen esas luchas que se perciben ante todo en las fronteras, pues necesariamente tienen que estar en contacto con lo que está del otro lado, lo que ya no es 'esto'; no hay ningún lago (ni siquiera uno de cocodrilos) que las separe, que no sea parte o quiera serlo de lo que se propone diferenciar. 

Cuando se reconoce que los límites, las definiciones son una construcción social, humana, hecha por circunstancias sociales, por Dios si se quiere; necesariamente tiendes a dudar de ellos. Y es que si te fijas, si te acercas lo suficiente y te detienes a examinar, si por alguna razón te encuentras frente a la raya que dice “hasta acá”, preguntándote por la posibilidad de pasar un rato al otro lado o de correrla definitivamente; te das cuenta que los límites, esa barrera con la prepotente frase, es porosa, gris, llena de agujeros que funcionan como entradas y salidas improvisadas. Estando tan cerca miras al otro lado y te preguntas si vos podrás tener la autoridad suficiente para pasarla, para correr la línea. Ésta, sin embargo, podría parecer una pregunta obvia: ¿Cómo así que cabe la posibilidad de que no tenga autoridad suficiente sobre mi propia vida, sobre los límites que he de sobrepasar con ésta, que además es la única que tengo, y que la esté buscando en otro lado?; pero no lo es.  Cada vez que quieras, siendo tú la autoridad (con tus decisiones y sus vaivenes), puedes correrla y replantearla. Toca hacerse la pregunta y tomar la decisión, así ésta no haya sido satisfactoriamente respondida, porque los límites necesariamente tienen que ser establecidos, ya sea por la costumbre, la religión, la gente alrededor, una autoridad estatal o en este caso vos, yo; incluso solo para que estos nuevos límites sean necesariamente rebasados por la realidad, por tus decisiones, que si van más allá, vienen siendo lo mismo…

Si finalmente se corre la raya y redefines tus propios límites, entonces simplemente se acercan otras características o situaciones que siempre están lo suficientemente cerca para que te preguntes: ¿qué tanto puede afectar correrla un poco más?, ¿ya que dejé entrar esta otra, puede entrar ésta también, no? y así... 

Importante el momento en que se pasa a través del muro, lo placentero que podría ser el acto mismo de ir más allá, de cambiar la definición… La entrada es lo más placentero, permanecer ahí... bueno, toca que al rato le encuentres lo placentero a la situación "constante".




iLiMTes

Los límites no son físicos, y que desde ya quede claro que esto no tiene intención alguna de sonar a superación personal, pero los límites no son físicos, algunos, quiero decir, no lo son. Estoy sentada en un salón donde hablan del holocausto, de cómo todo pasó no de manera velada, como a la gente le gustaría creer, para poderse lavar las manos o poder tener un poco más de fe en los seres humanos; sino frente a toda una comunidad internacional. Sentada también oigo la respiración ahogada por la sorpresa, el disgusto de oír algunos hechos y el gusto a la vez, de poder decir que esa sorpresa es la única respiración cortada que podrían presenciar, que no podrían. Pienso en esa última parte: "Yo no podría, cómo se les ocurre..." y me pregunto si la persona miente adrede o si no sabe si lo está haciendo, descaradamente, porque en este mismo instante pasan masacres, asesinatos, gente aún muriéndose de hambre y no veo a nadie actuar distinto, ni reconocer el enlace que hay entre la vida de cada uno y la miseria del otro. No hay límites físicos. No es que yo no pueda físicamente matar a una persona, porque yo podría coger un cuchillo y hacer sangrar a alguien más al cortarlo, porque tengo manos que servirían para eso. No es que yo no pueda físicamente hacerlo, tengo todos los medios. Los límites no son físicos. La razón por la que yo no mato a alguien no es porque no pueda, porque haya un impedimento físico, sino porque no debo, porque reconozco la importancia de ciertos límites, no físicos, sino morales si se quiere, internos. Es una decisión: no es que yo no pueda, es que no quiero y no lo voy a hacer. Lo que sea que termine siendo la vida de cada uno es decisión por acción u omisión, de cada uno.

jueves, 30 de mayo de 2013

Luis-fe.

Felipe. Felipe. Felipe. No es sino empezar a pensar en qué podría escribir y ya me dan ganas de llorar, Felipe. El único Felipe, Luis Felipe, así conozca mil… Hay cosas que me duelen y tú te has dado cuenta, tengo la impresión de que tú siempre te das cuenta así te quedes callado, así te quedes mirando y asombrado frente a la situación inesperada que te estalla en la cara o en un hombro, o en el cuello cuando me abrazas, porque eso es lo único que resta hacer ante tanto drama. Te das cuenta que me duele, me duele verte en ciertas situaciones, como acorralado a veces, como sin saber qué pensar o qué hacer, como queriéndolo todo sin nada, como queriendo que alguien te salve… ¿sientes tú eso o soy yo que quiero un poco de compañía?

Lo que te estalla en la cara, sin saber cómo es que soy yo la que explota, es un miedo terrible de que te desdibujen, que te cambien, que dejes que eso pase, que te alejes, que te encierres, que creas en todo lo que dicen por la seguridad con la que se creen sus propias mentiras a fuerza de repetirlo incesantemente, que cortes los puentes, que solo oigas ciertos argumentos, ciertas personas y que entonces no podamos hablar ya de algunas cosas porque estaremos en sitios entre los cuales ha dejado de haber comunicación alguna por la negación del otro que se utiliza como argumento... Hay una cosa clara y es que te adoro, pero es un amor con muchos aprendizajes en el medio, difícil de entender, ¿sabes? Y es que claro, eres mi hermano y cómo no te voy a querer, y desde siempre, puedes ver las fotos, pero es que querer y quererte es violento, es putamente violento porque no puedo dejar de hacerlo y somos tan distintos, así parezcamos mellizos, o incluso por eso mismo, no sé... Mierda, son tantas cosas que quisiera decirte y no sabes todo lo que me cuesta. Trato de recordar cómo de repente dejé de confiarte cosas y me apeno por ser tan dura, porque nunca perdoné una falta de reserva y no sé ya qué hacer, no sé si hablarte, no sé si sería capaz de confiarte nuevas cosas, si por el momento que estás viviendo podrías alejarte aún más al oír lo que tenga para decirte, o si juzgarías el asunto con el apoyo de alguien ajeno a la situación y que cree que tiene la verdad en sus manos y la respuesta de cómo debería vivirse la vida: esto sí, esto no, pecado, cielo, infierno, castigo, culto... Culto a ti bellecita, porque yo no tengo, en serio, nada claro, así parezca, así la apariencia: las buenas notas, la sonrisa, los diplomas, las felicitaciones, los trabajos, puedan mostrar eso: éxito, claridad, camino hecho pues! Nada de eso, Felipe. Está bien si eso genera sentimiento de orgullo, y no podría sentirme más halagada, porque son Ustedes, tú, si es que eso sientes todavía, porque fueron metas cumplidas, cosas hechas: la postergación apaleada por un sentido de responsabilidad, de vértigo por tener justo al lado al vacío, siempre seduciéndome para que dé un paso lo suficientemente lejos o cerca; pero eso no dice que estén claras las cosas, firmes, no, no, no.

Tan distintos tú y yo, te decía, pero también compartiendo formas de ser, de estar. Alguna vez escribí, no creo que sepas eso, que envidiaba la manera en que no puedes forzarte a hacer cosas, por lo que sea, no se puede, no puedes, si no te sientes bien, no hay atadura alguna, ni la palabra, la tuya, ni la pena, ni el dinero invertido, ni nada que pueda generarse de un cambio inesperado de decisiones en el que inevitablemente está involucrado alguien más. Envidio eso, que no puedes forzarte a hacer nada, porque eso te hace en parte más libre, supongo. Compartimos confusiones, inseguridades, historias, un montón, ¿no?, y así y todo… Y así y todo...

[Quiero un alter ego para poder escribir esto, terminar, porque no es justo, no aguanto siquiera pensar que podría escribir cosas que sean injustas contigo, con mis papás, con cocho, por ser solo una perspectiva, una posición, la única que tengo, la mía... No puedo siquiera con la posibilidad de estar dándoles algún dolor de cabeza metafísico injustificado, qué sé yo, algo en lo que tengan que preocuparse, no piercings, no tatuajes; cosas importantes, cosas que están sin necesidad de verlas.]



domingo, 19 de mayo de 2013

I'm done with shameful Bukowskies.

Sin exigencias para encajar en moldes.
Sin comentarios sobre viejas que, sin la suficiente atención, podrían ser comentarios hechos por un traqueto sobre su nuevo carro o pero aún, sobre el tanque que se ha comprado su vecino.
Sin luz.
Te saliste, no de mi bolsillo; mejor aún, de mi boca.

lunes, 3 de diciembre de 2012


No me quiero sentir así, no quiero, quiero tener claro lo que siento, no quererlo llamar o que si no me aguanto me conteste, o que si no me contesta sea porque no puede y que si no puede no sea porque está con una vieja y que si está con una vieja no sea la novia porque ay, qué impotencia, qué falta de control el mío sentirme así si me imagino los peores casos... Habrá que hacerle la pregunta sin querer oír la respuesta, habrá que preguntarme porqué me gusta Usted, porque Usted me volvió a buscar, porque fue Usted, porqué busqué yo el momento, porqué no le digo nada más, que tal vez no explique nada, no justifique algo. 

A mi la gente se me sale por los ojos, por los lagrimales, a través de ese agua salada. Y entonces, a falta de un tubo de succión o un hueco en el pecho que liberara la presión que sentía por tantas cosas y queriendo que no sea por ninguna, están las lágrimas que duelen cuando salen por no quererlas, duelen por no aceptarlas y no entenderlas... Pero así como cuando se limpia una herida y duele mientras sale espuma, después empieza a sanar... Me siento un poco más libre, más tranquila por finalmente aceptarlas. 

Sigue el compromiso, sin embargo, con lo auténtico, así incomode un poco no encontrarlo justo cuando más creo que lo necesito. Mientras tanto, sigo al lado del cañón por esta decisión que vuelvo y renuevo.

jueves, 20 de septiembre de 2012

Light

Despolitizar todas las posiciones, por absurdo que suene, porque finalmente es una posición, una afirmación, un compromiso; es la forma en la que la convivencia ha aparecido como posible ahorita, en este mundo "globalizado". La convivencia entonces, debe basarse en la falta de disputas o en unas que estén basadas en algo común. Eso común, sin embargo, no es el hecho de respetar al otro, o tener que compartir ciertas reglas lógicas; sino que lo común son precisamente imágenes vacías, conceptos que obstaculizan o invisibilizan la posibilidad de una discusión más comprometida, que dé cuenta de nuestras acciones, el lugar que éstas ocupan dentro de los problemas que se reconocen como tales. La responsabilidad del compromiso, de no ser una marimonda!

Los ejemplos los veo todo el tiempo, pero la publicidad del mundial de sudáfrica me parece uno evidente. Está la canción que escogieron para del mundial, la "waka waka", la de Shakira que nada dice, por la otra opción con contenido que hacía referencia a la historia de África, a cómo fue tratada. De hecho la canción del mundial hizo evidente que lo único que podemos decir de ese otro que representaban era nada y representarlos a través de palabras que no significan nada para ellos, tampoco para nosotros. No hay ningún tipo de simbolismo ni de reconocimiento válido a su historia, pura imagen sin fondo. 

lunes, 26 de marzo de 2012

Mal de tête


¡El cerebro me tendrá que salir por los oídos, en forma de jugo rosado, o depronto verde, porque no meto las manos al fuego por él; hasta que deje de sentirlo!.


jueves, 22 de marzo de 2012

Pendiente, In the

He pensado mucho sobre eso y no hace tanto que leí la entrada. Usted no sabe exactamente porqué y yo, yo menos, querida. A veces, aunque eso produzca una envidia que ha llamado ‘de la buena’, y que no dudo en absoluto que lo sea; es tormentoso. Le diré porqué, le escribiré, ya que ha resultado más fácil hacerlo por este medio. Tormentoso porque estoy más que convencida que la vida no se trata de ser independiente. Sin embargo, no dejo de encontrarme buscando independencia: “a mí que no me vengan a joder pues!”. Supongo que el hecho de no saber si uno es libre completamente está ligada a esa discordia que he visto, sentido mejor, existe entre querer independencia, querer saber, conocer aunque sea quién soy, poder SER, no producto de situaciones que condicionan Y la convicción de que la vida no es sino eso, estar atravesado por todo lo que creíste te rodeaba, así, por fuera. En todo caso admitiré que tampoco tengo claro por qué sigo estéril en ese ámbito emocional. Se me han atravesado varias posibles opciones, justificaciones y hasta soluciones que no terminan siéndolo; pero nada, lo siento, no siento. 

Pedí una vez que me esperaran y me dijeron que era egoísta y miedosa. Bueno, quién sabe… Mierda! si yo hablo de esto con otras personas, por los laditos, claro, y no, los consejos dejan de correr en la situación de la que hago parte simplemente porque no me identifico con las palabras utilizadas, las sensaciones descritas. Nada. Sobre todo porque son consejos basados en experiencias enfermizas o dolorosas para quién las comparte que hacen referencia a amores de colegio, de adolescencia, de creer en un montón de cosas en las que realmente nunca creí. Me salté esa época, maldita sea, me la salté y estoy al otro lado de las situaciones dolorosas-amorosas sin haber de hecho cruzado charco alguno. No sé si me haga entender… A veces me da miedo, pero me tranquilizo cuando sigo de pie y pienso que sí, yo debo tener un corazón y un cerebro para poder estar acá y estar siquiera pensando esto. Me parece muy raro que no haya encontrado a nadie que me enloquezca, que me quiera por la mierda y no porque haya logrado llenar una lista de control que este tipo tenía en mente de ‘La chica’. Ay, no sé, tengo averiado ese espacio, si es que tiene alguno, y no se trata ya de parar las cosas, que antes pensé que era ésa la razón por la que nada, sino porque simplemente no se dan, no me he topado con nadie que me mueva el piso de tal forma que prefiera quedarme acostada. Ya no creo que se trate de miedo, por lo menos no miedo a que me lastimen y ese tipo de sandeces. Sandeces, digo, porque precisamente no me ha tocado, miedo a qué, a algo que no conozco si no a través de historias ajenas? No way, hace rato que decidí que eso no era nisiquiera razonable, se imagina? no vivir mi vida por lo que ya han vivido otros, OTROS?! Se trata de, ahhh, de una cosa ahí borrosa. Tormentosa la situación, teniendo en cuenta las proporciones que deban tenerse en cuenta, porque quisiera vivirlo, ¿me entiende? Pero yo sé que no, no puedo forzar las cosas, no puedo pretender que amo a alguien cuando es cosa de calentura, o cosa de amigos, o cosa de dos minutos que si son más me cansa… Eso que Usted llama cordón umbilical emocional es, por definición, creo yo, inforzable. Tiene razón entonces: I'm in-the-pendiente…


domingo, 5 de febrero de 2012

Deal without it

Hay una tristeza abstracta, atemporal, que me acompaña desde que empezamos el año. Empezamos, sí, contigo, con quién más antes que contigo, aguantándonos, cuando no quiero, cuando menos puedo. Te acordás que decía que tenía una extraña necesidad de sabotearme?, te acordás que no me contestabas? Te acordás... ¡Hombre!, si lo que yo quiero ahora es que me salves, que no me dejes ir más allá, porque yo, y lo digo ya por experiencias recogidas a través del tiempo, porque varias veces he querido que sea de otra forma; yo no quiero seguirlo haciendo sóla. Irresponsable de mi parte pedirte esto, darle la posibilidad de salir del huequito mental, a alguien más, a quien nada sabe. Pero, tampoco, yo tampoco sé nada y acá vamos tropezando de vez en cuando y cayendo y parando sin saber siquiera porqué. Yo la propuesta tengo que hacerla, la haré. Te veré rechazarla, preguntarla una y otra vez-... Mierda! si me da rabia que la gente que lee esto se aproveche y se crea siempre el interlocutor y crea conocer cuáles son las oportunidades, cómo aprovecharse. Ese verbo: aprovechar, sí que es colombiano y Usted sin querer serlo (ahora, por favor no dude que es Usted para quien escribo esto, es la primera vez que lo hago) atragantándose de trago, se da el valor para hacer cosas que van de la mano con tarjetas verdes que yo escribí para todo el mundo, si quiere, menos para Usted. Y se esconde después detrás de torres de papel y... Ah! nada, solo esto: I'm done.

lunes, 30 de enero de 2012

No me conozco. Tres palabras que te hacen, que te dejan quedar por acá rondando. Todo de lejitos, lo menos que pueda involucrarme, lo menos que pueda culparte, lo menos que puedas conocerme. Si yo no me conozco, nadie quiero que pueda, que quiera. Parce, las cosas pasan así y yo empiezo a creer que ha sido suficiente tiempo para darme cuenta que no soy capaz sola como siempre he querido, que solo porque pase el tiempo sin morirme, sin que explote, no es suficiente para decir que ha sido exitosa la auto-terapia. Reconoce que no tienes la razón, ya que has dicho que no tienes problema en dársela a alguien más.

Ne


lunes, 9 de enero de 2012

Auto-sabotaje

Siempre siento la necia necesidad de sabotearme*.
A mí, solo me queda el miedo de que lo logre y que después esté pidiendo nuevas oportunidades que, se sabe, no vuelven. Nuevas oportunidades para hacer o dejar de hacer...
¡Qué lucha en la que convertís todo!
* sabotaje.

(Del fr. sabotage).

1. m. Daño o deterioro que en las instalaciones, productos, etc., se hace como procedimiento de lucha contra los patronos, contra el Estado o contra las fuerzas de ocupación en conflictos sociales o políticos.

2. m. Oposición u obstrucción disimulada contra proyectos, órdenes, decisiones, ideas, etc.

domingo, 13 de noviembre de 2011

MOre

No sé qué estoy haciendo. Dejando que las cosas sigan su curso, supongo. No estoy parando nada, como normalmente lo haría y entonces hay varias cosas que parecen ir por un camino paralelo.
No sé qué estoy haciendo: nos vemos, me llamas, salimos, y ya sabemos, por lo menos en ciertos casos, para dónde va todo esto... Nada serio, solo pruebas que quedan gustando.
No sé qué estoy haciendo, y no tengo la más mínima intención de parar, aunque me sienta rara, aunque no sepa qué me espera después, si es que alguien va a esperar. Aunque crea que después, sobre todo, pueden llegar reproches. Míos, incluso.
Después, después...
Let's give the future the chance to be.

jueves, 10 de noviembre de 2011

Demasiado!

Esto es más violento: dejar al que está preparado para utilizar cualquier clase de armas, sin argumentos para usarlas.
Pero si solo están ahí para eso, para defender el orden, el estado de cosas y están equipados y preparados para lo peor. Por algo tienen en su casco el tipo de sangre, no sea que alguno se muera desangrado en la calle y linchado por la multitud. Estos señores, además, son los que más protección tienen, son anti-motines, tienen varios escudos: toda su ropa con el casco es uno, el escudo grande con el nombre de la institución dos y las armas tres.
Entonces toda la preparación para 'mantener' la democracia, como diría Plazas Vega cuando entraba al Palacio de Justicia con tanques y todo; ¿de qué sirve?. Después, ¿no te replanteas lo que obedeces si, esperando lo peor, te encuentras con esto?
Esta imagen da cabida al cuestionamiento y por eso es más reaccionaria que cualquier otro tipo de manifestación.
Ésta, la simbólica, es la única violencia que necesitamos.

La segunda impresión es la que cuenta

Me han contado que las niñas, en un intento desesperado por cambiar una mala primera impresión, aceptan que las inviten a salir en el día para poder despreciar los besos que le pedirá el desconocido que tan apasionadamente besó en la noche.

miércoles, 2 de noviembre de 2011

αρετή

Que mi único punto medio es producto de la combinación de uno y otro extremo.
¿Tienes suficiente de este lado?
Ya veremos...

jueves, 20 de octubre de 2011

miércoles, 19 de octubre de 2011

¿!?

No tengo ganas de hacer nada. Me siento un poco asfixiada. Me impresiona la facilidad con que mis sentimientos cambian por ciertas actividades cuando tengo que hacerlas, y se imponen sobre lo que quiero hacer. No necesariamente porque no concuerden, sino porque suplantan el deseo, el mío, y le imponen límites de todo tipo que hacen, de lo que quería hacer, algo lejano. Lejana, ¿se acuerda?.
Ha pasado con las clases de literatura que he visto. También con las de arte. Sí que odio sentir que lo que estoy haciendo lo hago porque alguien más lo pide y no porque quiero, porque me nace. Incluso así, sabiendo eso, siempre vi las clases de literatura y arte como electivas y... estoy estudiando filosofía. Después, claro, cuando las tareas no obligaban, les/me daba una tregua y volvía. A pesar de la ya conocida consecuencia que tiene en mí esa obligación externa, sé también que necesito ponerme metas externas para poder cumplirlas... Y definitivamente mi voluntad es variada y hay veces, como estos días en que necesito adelantar tanto y entregar tantas cosas, en que no quisiera hacer nada; y no sé en qué pensar o qué inventarme, para engañarme y obligarme a hacer lo que tengo que, en el tiempo que piden.
Este findesemana estuve en mi casa, que siempre resulta una delicia, un descanso; y me dieron ganas de vivir como mi hermano: un poco desubicado, pero ante todo, incapaz de obligarse. Incapaz de no hacer lo que él quiera. Y sí, teniendo más tiempo, más fines de semana para dedicarlos a lo que uno quiera, sin tenerse que preocupar tanto por las consecuencias, por los trámites, por el tiempo, por lo serios que se vuelven los asuntos sin serlo, ahh...
Y es verdad que hay que pensar en la vida, en cómo vas a hacer para (sobre)vivir, en oportunidades, en posibilidades, en responsabilidades; pero y ¿vives?. Esa es la pregunta, la que ahora no sé cómo responder. Vivir, solo puede tener definiciones artesanales, cambiantes, muy íntimas. Nada de condiciones suficientes y necesarias que te protejan de inconsistencias lógicas.
Volvamos. La idea de volver las cosas tan serias y abarrotar a la gente de tanto trabajo inútil [quiero decir demasiado útil, solo útil], y ya estoy pensando en una clase de complot, es que no se tenga tiempo ni ganas para hacer algo después: para leer, para protestar, para escribir, para pensar; nada, solamente para dormir, para morirte un ratico antes de que amanezca y vuelva y empiece.
Esta tarde estaba leyendo una noticia sobre Juan Esteban Constaín, quien se ganó el premio Espartaco de novela histórica, con '¡Calcio!', un libro que relata lo que podría haber sido el primer partido de fútbol. Según lo que leí, esta novela empezó como una obsesión cuando, estando en Florencia, Italia, presenció lo que generaba en la ciudad la semifinal de la UEFA. Lo que más me gustó del artículo es que Constaín decide dejar de lado el objetivo por la que estaba en Florencia: terminar su doctorado; y comienza a investigar sobre el origen del fútbol, que después se convirtió en base para escribir la novela que lo hace acreedor a este premio.
Cae entonces, este artículo, justo al lado de esta sensación de malestar. Mejor justo detrás, para impulsarla.
Por ahí había dicho que tenía problemas con el tiempo. Más precisamente, tengo problemas con el presente que siempre tiene que estar a merced de lo que no es, sacrificándose.
Go.

lunes, 12 de septiembre de 2011

Esta ausenSia duele...

jueves, 1 de septiembre de 2011

Y se me había olvidado qué era estar al lado de mujeres muy falsas, esas que ni siquiera son capaces de esperar a que estés lo suficientemente lejos o a que hayas parpadeado lo suficientemente lento para que no oigas los comentarios o veas los labios que se deforman y los ojos que parecen desorbitarse. Esas que además, no pueden verte con un hombre sin hacer comentarios de niña de 5 años que parece nunca haber hablado ni con su hermano.
¿Y eres de manizales, no? y tú, ¿me dices que eres de un colegio católico, eh?. Ahhh ya, haciéndole honor a los injustos estereotipos que alguna vez tuve. Dejen que ya vuelvo a recordar qué es lo que hay que hacer en estos casos...
¿Casada, en serio? y ¿con hijos?. Esto sí no lo esperaba, que a falta de una conversación con tu hermano, hayas podido cosechar una relación con frutos, vea pues...
En todo caso, me tiene sin cuidado qué digan de mí, si dicen algo; pero sí me emputa la hipocresía descarada de la que he sido testigo estos días.