Me soñé que le cortaba la lengua cuando me reprochaba por tener muchos amigos, por quererlos. Puta, me decía.
Se la cortaba por tener cartas que había sacado de mi cuarto y hablar de recuerdos de noches en vela mirándome mientras dormía. Se la cortaba en pedazos, blanca, cuando me cogía los brazos y se abalanzaba sobre mí. Después también, le corté las orejas. Todo se lo cortaba con las tijeras que estaban sobre la mesa amarilla en la que estaba apoyada, mientras su esposa cantaba en el cuarto del lado y en la cocina la portera planchaba.
Lo metía en una bolsa negra y lo acostaba en la cama de su esposa, a su lado, para que no lo extrañara.
Me aterraba: acabo de matar a alguien, ¡matar!
Llegaba mi mamá, que quería ayudarme a organizar. No hay tiempo, le digo, ese desorden de la bolsa no lo arregla nadie.
¡Vámonos, que no me quiero ir a la cárcel, vámonos mamá!
Bajábamos, por las escaleras unas partes, en un ascensor sin paredes, otra.
Me encuentro a una amiga en el camino que va a visitar a la esposa. Abro la boca: No vayas...
1 comentario:
Expiando culpas...
La quitaré, la dejaré hasta el viernes.
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