Soñé que me mataban. Mi prima, con algo redondo, me aplastaba la cabeza, la parte de atrás. Me miro al espejo, estoy vuelta nada, no me veo el cerebro ni nada, pero sí hay mucha sangre y la cabeza tiene la forma del arma, que pudo haber sido un balón, un trofeo. Empiezo a tambalearme en la casa que tiene piso de madera. Llego a una escalera. Me caigo, me quedo mirando al techo, no me voy yendo, no veo un túnel, simplemente me relajo. Vuelve mi prima, la que está a punto de convertirse en asesina, y me limpia, la cara y la sangre que hay alrededor.
Sin resentimientos.
Además, solo me acordé del sueño cuando un amigo me dice que estoy helada y me pregunta si estoy viva. Recuerdo el sueño, le respondo que, después de todo, sí lo estoy.
1 comentario:
Me gusta su narrativa, ma-mi-ta
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