Hiding place

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Hide me from any, sorry! everyone

lunes, 29 de marzo de 2010

Z

Ahora sí dejó de ser serio para convertirse en algo importante. Últimamente he estado muy activa en lo que se refiere al mundo onírico. Casi todas las semanas sueño y me acuerdo de todo sin que pueda diferenciarlo, es decir, definir el recuerdo como un sueño y no como algo que pasó mientras estaba despierta. No queda clara la línea que separa los dos mundos, espacios, tiempos.
Además, en menos de dos semanas he soñado dos veces que lloro de la manera en que nunca lo hago, haciendo mucho ruido, mojándome las palmas de las manos hasta que quedan inservibles para secar de nuevo ese líquido catártico.

En fin, si los escribo no es exactamente porque quiera recordarlos todos, sino porque no quiero ser justine, no quiero tapar las cosas inventándome otras, quiero reconocerlas, y de pronto mostrar el fracaso cuando se conviertan en material valioso para el experimento del acuario.
Además de soñar de la manera descrita, me soñé con Žižek, con inglés y francés:

Estoy en la Universidad, tengo una clase a la que debo entrar, pero no alcanzo porque he sido escogida, sin concurso alguno, para acompañar a este señor, al que reconozco en el sueño, pero al que no le hablo, incluso después de saber redactar varias dudas que tengo.

En fin, me monto a una miniban blanca y nos llevan a los colegios que debemos. Estoy con otras dos personas que son los encargados de traducir lo que Žižek dirá en su idioma, que tiene un particular acento zapateado, como el de cualquiera que haya nacido en la Europa oriental. Ellos hablan entre ellos, nosédequé, pero constantemente. Yo le pregunto, creo que al conductor, si han hablado con la universidad, pues yo debía estar en esa clase de la que tengo ciertas dudas. Me dice que sí varias veces, no le creo, pero después de entrar al auditorio y sentarme al lado de uno de los intérpretes "profesionales" de Žižek, se me olvida esa clase, me doy cuenta que voy a disfrutar más esto, y ya no importa el espacio que debería estar ocupando, sino el vacío que estoy llenando.

Mientras caminábamos hacia la entrada, habían varias personas en el camino, no muchas, pero todas vestidas de negro. Nos sentamos pues, en el orden que ya había dicho, Žižek al frente del intérprete y la intrusa, que soy yo.

Él empieza a hablar, habla sobre tres conceptos que ahora no recuerdo, empezaban por M, y los tres se complementaban de una forma tan clara que la exposición no podía durar mucho más de lo que esa frase le acababa de robar al tiempo. Alguno de los intérpretes traducen lo que acaba de decir, deciden por medio de miradas quién se le medira a la gran hazaña. Para finalizar, Žižek dice algo sobre los cambios, lo sé, porque los intérpretes no fueron capaces de responder a su propia mirada y a la de los que, presentes, esperaban poder entender lo que acababa de decir; pero yo sí. Antes de intervenir, los miré a ellos, los "profesionales", me metí en el juego de miradas para saber si alguno se aventuraba a decir cualquier palabra antes que yo, que seguramente estaba pensando de manera equivocada lo que acababa de decir. Ante su incapacidad, logro hablar, aunque no sin dificultad. Recuerdo haber dicho primero: Il est en train de parler sur les changements [¡...!]corrijo en seguida y digo: the changes, con una voz bastante chillona que trata de enfatizar y conectar lo que venía diciendo con el final de la frase que, naturalmente, ya no recuerdo.

Todos sonríen y le aplauden a Žižek, él sale rápidamente y se monta en la ban blanca. Lo sigo, me siento dentro del carro y me doy cuenta que le pide al conductor que lo lleve al siguiente colegio, que parece escuela por ser más pequeño. Están dejando a los traductores detrás. Ellos corren y yo hago muecas por fuera de la ventana para que sepan donde vamos, para que nos sigan y corran, como si no fuera suficiente con que vieran al busesito alejándose. Para su fortuna, el colegio resultó ser muy cerca del anterior, y los traductores no tuvieron problema en llegar primero corriendo y después caminando el recorrido. Me pregunto de qué sirve una ban si no hay largas distancias, pero sigo a Žižek, con el que no he cruzado palabra alguna, al que ni siquiera he mirado a los ojos.

A la entrada de este colegio hay unas monjas que le cojen la mano a la personalidad que dije seguía, se lo llevan por un caminito hecho de cemento derecho, directo a nosédónde; mientras a mi, me guía un joven hacia una casa de varios pisos. Él sube primero, yo después, hay escaleras, y es difícil subir, toca pasar por encima de unos tubos y por debajo de otros, y es más alto de lo que creía. Llego hasta un punto, estoy encima de un tubo de madera naranja, al lado de una ventana alargada, de marcos naranjas también, casi cafés. El guía se da cuenta que paré, baja y me dice algo- no me acuerdo de casi nada en este momento- mueve la boca, supongo, pero nada más. Los profesionales suben, se acercan, veo a Žižek por la ventana devolviéndose y se acaba el sueño.

jueves, 18 de marzo de 2010

Pudrir

(Del lat. putrere). 1. tr. Hacer que una materia orgánica se altere y descomponga. U. t. c. prnl. 2. tr. Consumir, molestar, causar impaciencia o fastidio. U. t. c. prnl. 3. intr. Haber muerto, estar sepultado.

lunes, 8 de marzo de 2010

NotEnough

Laura Lucia González Marín

para sergiofajardo
mostrar detalles 27/02/10
Buenas noches,
De antemano le agradezco que se tome la molestia de le leer lo que me propongo a escribir.
¿Está consciente de la responsabilidad que siempre trae creer que el cambio es posible?
Es decir, su campaña, por la forma en la que la ha llevado a cabo, por el mensaje mismo, ha llevado a muchos colombianos a llenarse de esperanza y volver a creer que la política puede ser distinta. Sólo este paso es representativo, pues supone tener que dejar de lado, o por lo menos no basarse del todo, en las malas experiencias, las constantes promesas que nadie es capaz de cumplir después de que ya no depende de los "votantes" para mantenerse en el poder (Lo digo no porque la democracia deba funcionar así, sino porque acá funciona así. Los ciudadanos siguen sin merecerse del todo ese título, no hay control sobre lo público).
Entonces, no le estoy escribiendo para preguntarle qué va a hacer respecto a cada problema que nos agobia: la seguridad, la salud, la educación, las relaciones internacionales o la economía. No dejo de preguntarle por la agenda de gobierno en la que está pensando, no porque me parezca irrelevante, sino porque el objeto de este correo es otro.
Yo le escribo, para recordarle la importancia, la responsabilidad que tiene impulsar a la gente a creer, después de que ya habían dejado de hacerlo, le escribo para sugerirle, que por favor, si no cree en cada palabra de aliento, de confianza para albergar nuevamente en nosotros la esperanza, la posilidad de cambio, no lo haga; porque más daño que el que han hecho tantos años de lo mismo, de corrupción asfixiante, de olvido de la base humana del Estado, de violencia y mentiras; es un discurso que promueva lo contrario y que finalmente se ahogue, se rinda a esa tradición política que criticaba.
¿Porqué escribirle ésto? Pues verá, hace dos semanas, leí en una clase la directiva 10 de 2002 del presidente Uribe que hablaba de una nueva cultura de lo público, de la necesidad de eliminar la politiquería y e clientelismo para poder asegurar un mejoramiento en las finanzas públicas y por lo tanto en los indicadores sociales. Pensaba en lo fácil que se ha vuelto hablar para la gente, como si las palabras no fueran capaces de crear compromisos a futuro vinculantes, como si fueran, por el simple hecho de estar escritas en un papel o en la garganta o en los oídos de la gente, fácilmente pisoteadas, olvidadas y mediatizadas para conseguir fines mucho menos nobles que lo que su propia definición nos indicaría. Pensé también en las elecciones, en lo difícil que se hace creer en las palabras de las personas cuando están necesitadas, en este caso de mi voto, del de todos.
Busqué después las campañas, los slogans, las propuestas y las publicidades que en este momento abundan. Re-encontré la suya, y quise asegurarme, ahora que todavía existe la posibilidad, aunque pequeña, de que Usted sea quien reciba este correo, lo lea y lo responda si lo cree necesario, de advertirle sobre la importancia de las palabras que usa y también sobre la confianza que me arriesgo a depositarr en Usted al creerle.
Aclaro, para que no se asuste, que ser depositario de mi confianza no significa que sea depositario de mi responsabilidad. No pretendo deshacerme de ésta.
Espero que este país se dé la oportunidad de creer, y que Usted, Sergio Fajardo,sea responsable del sentido de las palabras respeto, decencia y dignidad.
Muchas gracias por su tiempo y su atención,
LauraLucía
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Sergio Fajardo

para usuario
mostrar detalles 28/02/10

Mi Querida Laura Lucía,

Tremendas tus palabras, pero ciertas. Ten la certeza de que he pensado muchas veces sobre lo que dices y tengo conciencia de mi responsabilidad. No te preocupes, nunca fallaré, un abrazo, Sergio.

De: Laura Lucia González Marín [mailto:lauraluciagonzalezmarin@gmail.com] Enviado el: Sábado, 27 de Febrero de 2010 11:26 p.m. Para: sergiofajardo@une.net.co Asunto: Mensaje

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Se certificó que el correo entrante no contiene virus. Comprobada por AVG - www.avg.es Versión: 9.0.733 / Base de datos de virus: 271.1.1/2713 - Fecha de la versión: 02/27/10 14:34:00

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LauraLucía