Segundo, me emputa que la imagen de la mujer buena todavía se reduzca a su responsabilidad por la familia. Yo entiendo la importancia que tiene la familia y la mujer dentro de ésta. Estudié en un colegio del opus y mi familia todavía sigue muy arraigada a esa idea, a esa que va acompañada a la fobia por los solterones y por los hombres que no responden. Entonces, claro que sé sobre la importancia de la mujer. Incluso sé que se ha vuelto un problema que las mujeres en los países desarrollados no quieran tener hijos ni familia pues la nación se queda sin materia prima que garantice el movimiento de la economía del país y mantenga a los viejos, que jubilados, creen poder VIVIR después de tanto trabajo y esfuerzo. Sé, pero por el momento, no me parece atractiva la idea en lo más mínimo.
Saliéndonos un poco de mi disgusto por siquiera pensar en tener hijos, hoy o mañana, quiero tratar de definir lo que, aparentemente, todos los hombres buscan: una mujer buena.
La mujer buena es aquella con la que los hombres se quieren casar, la que quieren como mamá de sus hijos (imposible salirse de este tema si hablo del rol de la mujer). Por eso el matrimonio era una forma de demostrar que sus hijas eran buenas, que habían terminado con un buen hombre. Un día, hablando con mi abuelo, que debe tener casi 80 años, nos dijo que él, que había bebido y aguantado hambre por volarse de su casa, se había casado con una buena mujer, después de mucho buscar.
Encontrar mujeres buenas no es fácil- dijo.
Y para que no digan que sólo estoy hablando de otro siglo, por citar a mi abuelo, y que esto nada tiene que ver con lo que pasa ahora, también cito a las compañeras de mi salón, o las niñas de mi universidad, que ni siquiera compañeras son. Las primeras me dijeron una vez que teníamos que dejar de decir groserías porque a los tipos no les gustaban las mujeres que decían groserías. Yo ya había empezado a decirlas desde octavo, y en adelante de manera creciente. Al final uno llega a un tope, no se pueden reemplazar todas las palabras por unas groserías, no es la idea tampoco; pero sí han sabido expresar la idea muchas veces, sin necesidad de explicarme demasiado, lo cual resulta recurrente. Las segundas hablan de tipos que las sostengan cuando terminen su carrera, de la edad en la que quieren tener hijos, de la necesidad inmediata de tener un novio, un compromiso serio que certifique que pueden gustar, que son deseables.
Partiendo de esto, podemos decir que una mujer buena es pues una que cuida de su esposo y sus hijos, una mujer fiel y algo sometida, supongo. Además, podríamos decir que un buen hombre, es aquel que está dispuesto a casarse y a responder, no sólo económicamente, por sus hijos y su esposa.
Esta definición puedo complementarla porque estuve presente el día en que mi abuelo, algo tomado e indignado por tener que presenciar la sola existencia de hombres mantenidos, nos dijo lo que para él era un hombre bueno para una mujer:
“Un hombre bueno para una mujer, es aquel que es berraco, toma trago y es capaz de responder por su familia. Un huevón, no!”.
[Sí que me gustan estos momentos familiares, aunque no siempre sean en familia]
Y entonces, creo que he llegado al punto común que comparten las definiciones sobre un buen género, aunque no necesariamente un buen sexo, en esta época, que es finalmente de la que estoy hablando.
[Lo que menos quiero, porque lo considero algo anacrónico, es juzgar lo que piensan mis abuelos, cómo creyeron que debían vivir su vida. No, no es esto lo que me propongo, porque así no lo comparta, atesoro las historias, y atesoro mucho más el hecho de que hayan hecho parte de algo, de que se lo hayan creído en serio.]
En esta época, generación si se quiere, de la que soy juez y parte, los hombres y las mujeres “buenos” (ya dije que se ha mantenido la definición de hace unos años, aunque de una manera velada), son mojigatos; dulces. Niñas que dicen que llegarán vírgenes al matrimonio y se desesperan por casarse sin tener más de 20 años, para poder cumplir y poder dormir en las noches si caen bajo la presión; o cuando el hombre dice que le encanta ver escenas de lesbianas o porno, pero no puede soportar que su pareja, suponiendo que le importe lo suficiente para darle ese nombre, lo haga.
“mojigato, ta. (De *mojo, voz para llamar al gato, y gato). 1. adj. Que afecta humildad o cobardía para lograr su intento en la ocasión. U. t. c. s. 2. adj. Beato hazañero que hace escrúpulo de todo. U. m. c. s.”
[De todo lo que escribo podrán haber excepciones, siempre las habrán y en distintos grados, pero me abstendré de mencionar constantemente que no soy injusta, simplemente porque dije que lo era, a pesar de ser consciente de que existe gente distinta]